Después de más de 30 años, vuelvo a encontrarme con la arcilla y se desatan dentro de mi un millón de emociones que no me permiten pensar ni desear nada más que trabajar en cerámica.
Aun no han pasado 2 meses desde que Franky (mi horno de gas) entró a mi vida y un tremendo reto que comienzo a superar.
Este fin de semana ha llegado a la familia Twister (mi torno) y tendré que tomármelo con calma, pues la relación con él seguro no se solvente en un par de meses.
Hoy he escrito un poco porque es el primer día, en adelante trataré de no ser muy pasado con los textos, pues también me apasiona un poquito eso de hacerme la graciosa por escrito.
Gracias a Marlies por inducirme, a Nacho por apoyarme y a todos los que les caigo suficientemente bien como para decir que es bonito lo que hago.
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